domingo, 27 de mayo de 2012

Cultura y educación, ¿una extraña pareja?


ACCIÓN PEDAGÓGICA EN ORGANIZACIONES ARTÍSTICAS Y CULTURALES

Cultura y educación, ¿una extraña pareja?

En este texto se marcan tres etapas fundamentales en torno a las políticas culturales y políticas educativas.
Las políticas culturales son relativamente antiguas, mientras que las políticas culturales nacen, más o menos, con el bienestar. Las tres etapas a las que se aludía anteriormente son:
- Estado moderno,
- Estado de Bienestar
- Estado Relacional
La primera generación que surge en torno a las políticas culturales y políticas tiene que ver con el Estado Moderno.
La intervención fundamental es la eficiencia, es decir, la atención al rendimiento de los recursos existentes. En conclusión se puede decir que se trata de dos políticas de corte semejante, aunque la relación entre ambas sea escasa o nula.
Con la llegada del Estado de Bienestar  se produce el impulso básico del bienestar y de sus políticas, cifrado en un nuevo rol del Estado concebido como prestador de servicios públicos cada vez más amplios a segmentos de la población cada vez más numeroso.
El Estado va a dar un salto en la política educativa concibiendo un nuevo paradigma  de intervención, el de la formación permanente, cuyo criterio de intervención fundamental es la eficacia.
En torno a la política cultural también se aprecia un cambio, pasando de la cultura patrimonial a la Democratización cultural, en la cual la tarea central era acercar el arte a los ciudadanos.
El Estado relacional en torno a la política cultural se materializa en la denominada democracia culturalEste tipo de democracia  aspira a desvelar las potencialidades culturales de la ciudadanía, implicándola en el desarrollo de su propio entorno, entendiendo además la cultura desde una óptica mucho más amplia, no ceñida exclusivamente a las bellas artes.
Este tipo de democracia establece una relación dialéctica con el concepto de democratización cultural, propia de las políticas de bienestar.
Entre la relación que se da entre ambas políticas, es decir, educativas y culturales comienza a ser existentes y primordial en el Estado de Bienestar, debido al mutuo provecho que consiguen en tanto a los recursos (llenar teatros con publico escolar, completar  itinerarios curriculares con actividades culturales…).
Este tipo de relación era inexistente anteriormente en el Estado Moderno.  En la última generación, en el Estado relacional la relación tiende hacerse mucho más estrecha, pudiendo existir el riesgo de solapamiento de ambas, o incluso la competencia más o menos directa entre las estrategias y los operadores de ambos bandos.
Globalización y sociedad del conocimiento
La cultura ha ido proyectando una gran importancia a lo largo del tiempo, se puede resumir en una serie de puntos:
El primer punto se trata de la razón por la que la cultura tuvo antes tanta importancia como ahora.
El segundo contrasta con la excentricidad cada vez mayor de las cofradías tradicionales de los sectores (creadores y gestores), condenadas a ocupar posiciones crecientemente periféricas en este nuevo orden.
El tercero se desvela como un poderoso y nuevo rey, nadie duda de la riqueza que proporciona la cultura.
La cuarta es la abertura en distintos lugares que ha llegado a conseguir las políticas culturales.
Y por último el quinto donde se establecen dos tareas fundamentales, por una parte trabajar por una creación sostenible y por otra parte trabajar por una ciudadanía culturalmente activa.
La primera tarea señalada tiene que ver más con lo cultural, mientras que la segunda es esencialmente educativo.
En este texto se establecen una serie de prácticas que se pueden y se están llevando a cabo en la actualidad:
Asignaturas pendientes:
Primera. Del tallerismo asilvestrado a un sistema de formación continuada para las personas adultas.
La educación de adultos sigue siendo una asignatura pendiente sin convocatoria prevista a corto o medio plazo. El tallerismo ha venido siendo un recurso barato para que los espacios de proximidad fueran tirando o simulando una vida mayormente vegetativa.
Por lo tanto, está el reto en el sistema de formación continuada en las personas adultas.
Segunda. Zarandeando el panorama de la educación artística
La enseñanza en las llamadas bellas artes tiene mucho que desea en su día a día. Por tanto, se tiene que ser receptores de un cambio radical, en donde se establezca un trabajo que se contemple articulación visual, sonora y dramático.
Tercera. Enseñar a leer todavía como reto
Surge la necesidad de renovar la forma de enseñar a una práctica de aprendizaje tan importante como es la lectura. Por lo tanto, supone un desafío para la política de la educación, el hecho de enseñar de otra manera a leer.
Cuarta. La cultura científico-técnica como dimensión pendiente
Pocas políticas culturales han abordado con verdadera seriedad la cultura científico-técnica. Este es un espacio primordial de cooperación, trasvase y compromiso entre los dominios de la educación y de la cultura.
Las políticas para la cultura, se orientan hacia tres dimensiones estratégicas de la cultura contemporánea: el pensamiento ecológico, el debate en torno a las biotecnologías y la cibernauta.

Quinta. Es preciso reinventar la extensión universitaria
Hay que replantear urgentemente el papel de las universidades. Los sentidos a los que se aluden son: la incorporación de elementos de educación cultural en los curricula; refundando los programas de extensión universitaria.
Sexta. Por unos nuevos centros de recursos educativos y culturales
En el caso de que sean existentes hay que reconstruir y reinventar los departamentos educativos de los programas, equipamientos y servicios culturales.
La definición de estrategias educativas en el conjunto de equipamientos culturales de la ciudad, con el propósito de garantizar que todos los proyectos culturales contemplen decididamente entre sus objetivos el desarrollo de programas pedagógicos destinados a todos los proyectos culturales.
Séptima. Un nuevo lugar para la educación y la cultura en las políticas activas de juventud
La generación de la juventud es víctima del poco interés que recibe sobre una etapa tan importante como es la educativa y cultural.
Por tanto, hay que plantearse el lugar de lo cultural y lo educativo en las políticas de juventud y viceversa, haciéndolo en un contexto de necesario dialogo entre las generaciones.
Octava. La dignificación de la cultura escolar, más allá del simulacro
Dignificar la cultura escolar supone apostar por proyectos y propuestas de la mejor calidad posible, con los mejores creadores y profesionales que estén a nuestro alcance, con la mayor proyección mediática, y programados en los lugares de mayor proyección simbólica.
Novena. Hacia una nueva generación de espacios para la educación y la cultura
En las políticas de nueva generación, plantear nuevos espacios, nuevos equipamientos y nuevas infraestructuras resulta ser una tarea esencial.
Nuevos lugares para la creación y los creadores, donde además de cobijo y recursos técnicos avanzados, los creadores encuentren apoyo estratégico, táctico y logístico para comunicarse con la ciudadanía y ubicarse en el mercado.

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