ACCIÓN PEDAGÓGICA EN ORGANIZACIONES
ARTÍSTICAS Y CULTURALES
Cultura y educación, ¿una extraña pareja?
En
este texto se marcan tres etapas fundamentales en torno a las políticas
culturales y políticas educativas.
Las
políticas culturales son relativamente antiguas, mientras que las políticas
culturales nacen, más o menos, con el bienestar. Las tres etapas a las que se
aludía anteriormente son:
- Estado
moderno,
- Estado
de Bienestar
- Estado
Relacional
La
primera generación que surge en torno a las políticas culturales y políticas
tiene que ver con el Estado Moderno.
La
intervención fundamental es la eficiencia, es decir, la atención al rendimiento
de los recursos existentes. En conclusión se puede decir que se trata de dos
políticas de corte semejante, aunque la relación entre ambas sea escasa o nula.
Con
la llegada del Estado de Bienestar se produce el impulso
básico del bienestar y de sus políticas, cifrado en un nuevo rol del Estado
concebido como prestador de servicios públicos cada vez más amplios a segmentos
de la población cada vez más numeroso.
El
Estado va a dar un salto en la política educativa concibiendo un nuevo
paradigma de intervención, el de la formación permanente, cuyo criterio de intervención fundamental es la
eficacia.
En
torno a la política cultural también se aprecia un cambio, pasando de la cultura patrimonial a la Democratización
cultural, en la cual la tarea central era acercar el
arte a los ciudadanos.
El
Estado relacional en torno a la política cultural se materializa en la
denominada democracia cultural. Este tipo de
democracia aspira a desvelar las potencialidades culturales de la
ciudadanía, implicándola en el desarrollo de su propio entorno, entendiendo
además la cultura desde una óptica mucho más amplia, no ceñida exclusivamente a
las bellas artes.
Este
tipo de democracia establece una relación dialéctica con el concepto de
democratización cultural, propia de las políticas de bienestar.
Entre
la relación que se da entre ambas políticas, es decir, educativas y culturales
comienza a ser existentes y primordial en el Estado de Bienestar, debido
al mutuo provecho que consiguen en tanto a los recursos (llenar teatros con
publico escolar, completar itinerarios curriculares con actividades
culturales…).
Este
tipo de relación era inexistente anteriormente en el Estado Moderno.
En la última generación, en el Estado relacional la relación
tiende hacerse mucho más estrecha, pudiendo existir el riesgo de solapamiento
de ambas, o incluso la competencia más o menos directa entre las estrategias y
los operadores de ambos bandos.
Globalización y sociedad del
conocimiento
La
cultura ha ido proyectando una gran importancia a lo largo del tiempo, se puede
resumir en una serie de puntos:
El primer punto se trata de la
razón por la que la cultura tuvo antes tanta importancia como ahora.
El segundo contrasta con la
excentricidad cada vez mayor de las cofradías tradicionales de los sectores
(creadores y gestores), condenadas a ocupar posiciones crecientemente
periféricas en este nuevo orden.
El tercero se desvela como un
poderoso y nuevo rey, nadie duda de la riqueza que proporciona la cultura.
La cuarta es la abertura en
distintos lugares que ha llegado a conseguir las políticas culturales.
Y
por último el quinto donde
se establecen dos tareas fundamentales, por una parte trabajar por una creación
sostenible y por otra parte trabajar por una ciudadanía culturalmente activa.
La
primera tarea señalada tiene que ver más con lo cultural, mientras que la
segunda es esencialmente educativo.
En
este texto se establecen una serie de prácticas que se pueden y se están
llevando a cabo en la actualidad:
Asignaturas pendientes:
Primera. Del tallerismo asilvestrado a un sistema
de formación continuada para las personas adultas.
La
educación de adultos sigue siendo una asignatura pendiente sin convocatoria
prevista a corto o medio plazo. El tallerismo ha venido siendo un recurso
barato para que los espacios de proximidad fueran tirando o simulando una vida
mayormente vegetativa.
Por
lo tanto, está el reto en el sistema de formación continuada en las personas
adultas.
Segunda. Zarandeando el panorama de la educación
artística
La
enseñanza en las llamadas bellas artes tiene mucho que desea en su día a día.
Por tanto, se tiene que ser receptores de un cambio radical, en donde se
establezca un trabajo que se contemple articulación visual, sonora y dramático.
Tercera. Enseñar a leer todavía como reto
Surge
la necesidad de renovar la forma de enseñar a una práctica de aprendizaje tan
importante como es la lectura. Por lo tanto, supone un desafío para la política
de la educación, el hecho de enseñar de otra manera a leer.
Cuarta. La cultura científico-técnica como
dimensión pendiente
Pocas
políticas culturales han abordado con verdadera seriedad la cultura
científico-técnica. Este es un espacio primordial de cooperación, trasvase y
compromiso entre los dominios de la educación y de la cultura.
Las
políticas para la cultura, se orientan hacia tres dimensiones estratégicas de
la cultura contemporánea: el pensamiento ecológico, el debate en torno a las
biotecnologías y la cibernauta.
Quinta. Es preciso reinventar la extensión
universitaria
Hay
que replantear urgentemente el papel de las universidades. Los sentidos a los
que se aluden son: la incorporación de elementos de educación cultural en los
curricula; refundando los programas de extensión universitaria.
Sexta. Por unos nuevos centros de recursos
educativos y culturales
En
el caso de que sean existentes hay que reconstruir y reinventar los
departamentos educativos de los programas, equipamientos y servicios
culturales.
La
definición de estrategias educativas en el conjunto de equipamientos culturales
de la ciudad, con el propósito de garantizar que todos los proyectos culturales
contemplen decididamente entre sus objetivos el desarrollo de programas
pedagógicos destinados a todos los proyectos culturales.
Séptima. Un nuevo lugar para la educación y la
cultura en las políticas activas de juventud
La
generación de la juventud es víctima del poco interés que recibe sobre una
etapa tan importante como es la educativa y cultural.
Por
tanto, hay que plantearse el lugar de lo cultural y lo educativo en las
políticas de juventud y viceversa, haciéndolo en un contexto de necesario dialogo
entre las generaciones.
Octava. La dignificación de la cultura escolar, más
allá del simulacro
Dignificar
la cultura escolar supone apostar por proyectos y propuestas de la mejor
calidad posible, con los mejores creadores y profesionales que estén a nuestro
alcance, con la mayor proyección mediática, y programados en los lugares de
mayor proyección simbólica.
Novena. Hacia una nueva generación de espacios para
la educación y la cultura
En
las políticas de nueva generación, plantear nuevos espacios, nuevos
equipamientos y nuevas infraestructuras resulta ser una tarea esencial.
Nuevos
lugares para la creación y los creadores, donde además de cobijo y recursos
técnicos avanzados, los creadores encuentren apoyo estratégico, táctico y
logístico para comunicarse con la ciudadanía y ubicarse en el mercado.
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